"[...] Antes de dejarlos por hoy, me gustaría reclamar la atención de
ustedes un momento aún para un aspecto de la vida de la fantasía que
es digno del más universal interés. Existe, en efecto, un camino de
regreso de la fantasía a la realidad, y es.. el arte. Al comienzo, el
artista es también un introrvertido y no está muy lejos de la neurosis.
Es constreñido por necesidades pulsionales hiperintensas; querría
conseguir honores, riqueza, fama y el amor de las mujeres. Pero le
faltan los medios para alcanzar estas satisfacciones. Por eso, como
cualquier otro insatisfecho, se extraña de la realidad y transfiere todo
su interés, también su libido, a las formaciones de deseo de su vida
fantaseada, desde las cuales se abre un camino que puede llevar a la
neurosis. Tienen que conjugarse toda una serie de circunstancias para
que no sea este el desenlace de su desarrollo; y es bien conocida la
frecuencia con que justamente los artistas padecen de una inhibición
parcial de su productividad, provocada por neurosis. Es probable que su
constitución incluya una vigorosa facultad para la sublimación y una
cierta flojera de las represiones decisivas para el conflicto. Ahora
bien, he aquí el modo en que el artista encuentra el camino de regreso a
la realidad. Por cierto, no es el único que lleva una vida fantaseada.
El reino intermedio de la fantasía es admitido por acuerdo universal de
los hombres, y todo desposeído espera hallar en él alivio y consuelo.
Pero en los que no son artistas, la ganancia de placer extraída de las
fuentes de la fantasía es muy restringida. La inflexibilidad de sus
represiones los fuerza a contenerse con los mezquinos sueños diurnos que
todavía son autorizados a devenir concientes. Ahora bien, cuando
alguien es un artista genuino, dispone de algo más. Se las ingenia, en
primer lugar, para elaborar sus sueños diurnos de tal modo que pierden
lo que tienen exclusivamente de personal y de chocante para los
extraños, y para que puedan gozarlos ellos también. Además, saben
atenuarlos hasta el punto en que no dejan traslucir fácilmente su
proveniencia de las fuentes prohibidas. Por otro lado, posee la
enigmática facultad de dar forma a un material determinado hasta que se
convierta en copia fiel de la representación de su fantasía y, después,
sabe anudar a esta figuración de su fantasía inconciente una ganancia de
placer tan grande que en virtud de ella las represiones son doblegadas y
canceladas, al menos temporalmente. Y si puede obtener todo esto,
posibilita que los otros extraigan a su vez consuelo y alivio de las
fuentes de placer de su propio inconciente, que se les habían hecho
inaccesibles; así obtiene su agradecimiento y su admiración, y entonces
alcanza por su fantasía lo que antes lograba sólo en ella: honor, poder y
el amor de las mujeres"
Sigmund Freud, Conferencia nº23 "Los caminos de la formación del síntoma"
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