domingo, 4 de marzo de 2012

Freud

"[...] Antes de dejarlos por hoy, me gustaría reclamar la atención de ustedes  un momento aún para un aspecto de la vida de la fantasía que es digno del más universal interés. Existe, en efecto, un camino de regreso de la fantasía a la realidad, y es.. el arte. Al comienzo, el artista es también un introrvertido y no está muy lejos de la neurosis. Es constreñido por necesidades pulsionales hiperintensas; querría conseguir honores, riqueza, fama y el amor de las mujeres. Pero le faltan los medios para alcanzar estas satisfacciones. Por eso, como cualquier otro insatisfecho, se extraña de la realidad y transfiere todo su interés, también su libido, a las formaciones de deseo de su vida fantaseada, desde las cuales se abre un camino que puede llevar a la neurosis. Tienen que conjugarse toda una serie de circunstancias para que no sea este el desenlace de su desarrollo; y es bien conocida la frecuencia con que justamente los artistas padecen de una inhibición parcial de su productividad, provocada por neurosis. Es probable que su constitución incluya una vigorosa facultad para la sublimación y una cierta flojera de las represiones decisivas para el conflicto. Ahora bien, he aquí el modo en que el artista encuentra el camino de regreso a la realidad. Por cierto, no es el único que lleva una vida fantaseada. El reino intermedio de la fantasía es admitido por acuerdo universal de los hombres, y todo desposeído espera hallar en él alivio y consuelo. Pero en los que no son artistas, la ganancia de placer extraída de las fuentes de la fantasía es muy restringida. La inflexibilidad de sus represiones los fuerza a contenerse con los mezquinos sueños diurnos que todavía son autorizados a devenir concientes. Ahora bien, cuando alguien es un artista genuino, dispone de algo más. Se las ingenia, en primer lugar, para elaborar sus sueños diurnos de tal modo que pierden lo que tienen exclusivamente de personal y de chocante para los extraños, y para que puedan gozarlos ellos también. Además, saben atenuarlos hasta el punto en que no dejan traslucir fácilmente su proveniencia de las fuentes prohibidas. Por otro lado, posee la enigmática facultad de dar forma a un material determinado hasta que se convierta en copia fiel de la representación de su fantasía y, después, sabe anudar a esta figuración de su fantasía inconciente una ganancia de placer tan grande que en virtud de ella las represiones son doblegadas y canceladas, al menos temporalmente. Y si puede obtener todo esto, posibilita que los otros extraigan a su vez consuelo y alivio de las fuentes de placer de su propio inconciente, que se les habían hecho inaccesibles; así obtiene su agradecimiento y su admiración, y entonces alcanza por su fantasía lo que antes lograba sólo en ella: honor, poder y el amor de las mujeres"

Sigmund Freud, Conferencia nº23 "Los caminos de la formación del síntoma"



No hay comentarios:

Publicar un comentario